Un quiste es una bolsa cerrada con una membrana propia que se desarrolla anormalmente en una cavidad o estructura del nuestro cuerpo. Un quiste maxilar es una lesión benigna, con forma de bolsa o saco, bien circunscrita y está recubierta por un epitelio. Estas lesiones pueden destruir el hueso y provocar movimiento dentario. Su contenido es generalmente líquido.
Se producen por infecciones crónicas de origen dental. Al crecer, van destruyendo el hueso adyacente y formando grandes cavidades en el interior del maxilar o la mandíbula. También se pueden infectar, por todo ello deben ser extirpados quirúrgicamente.
Cuando el quiste está en relación con la parte final de la raíz de un diente, se extirpa también ésta durante la exéresis del quiste (Apicectomía).
Los quistes de los maxilares son lesiones no tumorales, por tanto, benignas. Los quistes odontogénicos se originan del componente epitelial del aparato odontogénico o de sus restos celulares que quedan atrapados dentro del hueso o en el tejido gingival que cubre a los maxilares.
De acuerdo a su patogénesis, se clasifican como lesiones del desarrollo o de tipo inflamatorio.
Los quistes radiculares son lesiones de origen inflamatorio que invariablemente se encuentran asociadas a órganos dentarios desvitalizados por la existencia de caries, con frecuencia debido a una mala higiene oral.
¿Cómo se clasifican los quistes maxilares?
- Quistes odontogénicos: Están relacionados directamente con alguna estructura dentaria. (Quiste gingival infantil, Queratoquiste odontogénico (primordial), Quiste dentígero (folicular), Quiste de erupción.)
- Quistes no odontogénicos: No están relacionados con estructuras dentales. (Quiste del conducto naso palatino, Quiste nasolabial (nasoalveolar), Quistes medianos palatino, alveolar y mandibular, Quiste glóbulo maxilar.)
- Inflamatorios: Quiste radicular: apical, lateral, residual. Quiste paradental (colateral inflamatorio, bucal mandibular infectado).

Síntomas de quiste maxilar
Una de las grandes particularidades de un quiste oral es que no duele y por eso en muchas ocasiones pasa desapercibido para el paciente. Generalmente es necesario realizar una radiografía para diagnosticar esta patología que se manifiesta a través de una zona oscura en el hueso. En el caso de que estemos ante un quiste de gran tamaño, suele producirse unos o más de esos signos: un abombamiento de la estructura ósea, una infección de la misma, movilidad en los dientes y hasta una fractura patológica de la mandíbula en los casos de quistes gigantes.
Bibliografía
- Susana Molgatini, Eduardo Rey, Jorge Basilaki, Christian Mosca, Rafael Galante, Laura Gliosca, Quiste odontogénico inflamatorio: aislamiento de Pseudomonas stutzeri. Relevancia diagnóstica, Revista Argentina de Microbiología, Volume 49, Issue 1,2017, Pages 32-38
- Gabriela Wong-Romo, Erick Carrillo-Terán, Esther Ángeles-Varela, Quiste óseo solitario mandibular. Reporte de un caso y revisión de la literatura, Revista Odontológica Mexicana, Volume 20, Issue 2, 2016, Pages 114-122